miércoles, 23 de noviembre de 2005

Tentaciones

Un álgido mundo se desata
y el corazón estrujado sueña liberarse
la mente en vano ordena ¡NO!
pero la pasión crece a cada instante.
Es el hombre víctima de tentaciones y
náufrago en el mar de su débil carne,
con la humana balanza que peligrosa
se inclina, amenazando del infierno sus embates.
Por un instante todo se silencia
oyéndose sólo el murmullo de las voces,
clama la una: ¡regresa! , la otra porfía: ¡ven!
y la acentuada lucha continúa,
eterna inexorable lucha entre el mal y el bien,
levantándose huracanados tormentos y goces
que tornan la carne frágil en una barca
de acero y de papel.
Ni aún derrotada cesa el alma dolorida
en su intento de salvar lo que aún conserva,
pues su dueño y morador esta aún consigo
todavía, oyendo ambas voces que lo encierran.
Cual tentáculos viscosos de deseo
el pecado ciñe su abrazo en torno al hombre,
que se debate entre las dudas de su alma
casi vendida a Aquel a quien niega el nombre.
Por un instante todo se silencia,
sabremos de la lid el vencedor?
para escribir en páginas de pretendida gloria:
“Un ángel redimido le nació al Señor”
o habrá quien penetre las paredes del alma?
para asentar en caracteres de fuegos su nombre
en las puertas del infierno junto a su perdida calma.

El hurón

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Hurón: Buenísma.Te felicito
Las tentaciones llevan el exquisito sabor de lo prohibo y a veces es bueno probarlas, otras dejan un sabor amargo.Todo está en que cada uno sepa donde está su límite.


Heidi
Sgo del estero