martes, 27 de noviembre de 2007

No importa

Todos sabemos que
no importa el temporal
que se avecina,
el sol sigue brillando.

No importa cuántas veces dejamos
de ver sus rayos, pues
el sol volverá a aparecer otro día
para brillar con más fulgor.

Se necesita determinación
para sobrevivir los nubarrones
que a veces oscurecen tu vida,
y paciencia para seguir brillando
sin importar lo que se viene encima.

Pero a la larga ese esfuerzo merece la pena.
Uno de estos dìas,
cuando menos lo esperes,
superarás todas tus dificultades,
porque tù y el sol
tienen mucho en comùn:
ambos van a seguir brillando
a pesar de todo.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Yo no te pido

Yo no te pido que cuando camines
junto a mi me lleves de la mano
ni que al despertar sea mi nombre
lo primero que pronuncien tus labios;
pues se bien que no vas a enamorarte
de alguien que en tu vida es un
a veces, un instante.

Yo no te pido que me prometas
que estarás siempre a mi lado,
ni pienso que después de darme
un beso me miraras a los ojos
para decirme yo te amo
pues se bien que para
llegar a ser dueño de tu corazón
tengo que recorrer un camino muy largo.

Yo no te pido que me pienses
ni que me extrañes solo quiero
formar parte de tu vida
y dejes que te ame sin tiempo
y sin espacio, que te envuelva
mi ternura y encuentres paz a mi lado
pues como ya sabrás yo no espero
que sacrifiques tu libertad para
hacer mi sueño realidad
lo único que te pido es:
deja que te ame

jueves, 1 de noviembre de 2007

Son aguas crecidas

Cuando se acaban las mieles de la vida, hay
que vivir con el rocìo del cielo.
Cuando se nos cierra la capa de la tierra, hay
que volar por los espacios de Dios.
Cuando estamos muy deprimidos y cargados
como la nube, hay que dejar caer el aguacero.
Cuando uno no puede ir en busca de Dios,
sólo hay que dejarle una rendijita abierta.
Cuando el dolor te vence, Dios toca fondo y
nacen las maravillas y los milagros.
Cuando no sabes qué decir,
aprende a escuchar

El silencio te enseñará un lenguaje que
no conocías.
A veces el borde de la desesperación parece
más fuerte que las murallas de la fé.
Es que son "aguas crecidas," necesarias para
que se lleven lo turbio, los deshechos, la basura,
y te dejen màs lúcida, más limpia y màs purificada.
Después de esas aguas crecidas hay que
quitar las impurezas, podar los árboles caídos,
recoger las hojas, limpiar el polvo.
Y así, con todo listo, esperar la nueva
primavera... ¡Y volver a empezar!

Zenaida Bacardí de Argamasilla