El amor de verdad

Yo he llorado mil noches tu presencia perdida
y otras tantas reído por quererte olvidar.
Qué pecado más grande es tenerte en mi mente
sino vale la pena el llorar ni el dolor.

Te se blanca, muy pura, tu dulzura me vuelve,
pero qué, para qué...
Si el volver es recuerdo, es dolor, es tristeza
No tenerte es la nada. Si ya todo se fue.

Volverán los momentos, revisando el recuerdo
y escuchando algún canto que gustamos los dos.
Ya no vale la pena ni el color de tus ojos,
todo es nada y tan sólo, me atormenta a la vez.

Eres única, eterna, invalorable y buena.
Tu reemplazo no puede ni siquiera pensarse,
más ya queda esperar el instante preciso
que la dicha me lleve a divisar tu piel.

Entonces si será aquí o en cualquier parte:
¡el paraíso nuestro, el amor de verdad!

Hugo Alfonso Izaguirre
Paraná