sábado, 26 de agosto de 2006

Distancia

He palpado infinitamente los costados indivisibles y exactos
de la ansiedad ante la proximidad
de tu boca junto a la mía, he sorteado indemne la porfía
de dormir y no dormir y antes de salir
a tu encuentro me he situado en el centro
del coraje y me he prometido en este viaje
estar más vivo que nunca, aún cuando la trunca
ilusión post-recompensa me allanara el camino a la tristeza
perpetua indiferente de estas manos vacías.
Pero he aprendido a soñar
(en eso soy experto) y he consumado despierto el sueño
de poder hablarte. Cerca de ti. Acariciarte
y comprar la paciencia con el precio de esperarte.
Hasta la próxima espera. Quizá la primavera
ya no arruine mis sueños
y entonces seré dueño del empeño incansable
y tal vez cuando te hable,
estés como te pienso frente mío,
y pueda abrazarte, y no seas este capricho
de tener que soñarte
despierto, espero no estar muerto
el día que me hables.

El Hurón

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