jueves, 9 de febrero de 2006

Poema del desencanto

Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora
como dos fugitivos de la misma condena
Lo que ignoraba entonces, no he de callarlo ahora:
No valías la pena..

Ya llegaba el otoño, y ardía el mediodía
Sentí sed. Vi tu copa.
Pensé que estaba llena,
pero acerqué mis labios y la encontré vacía
No valías la pena..

Te di a guardar un sueño.. pero lo perdiste
o acaso abrí mis surcos en la llanura ajena.
Es triste, pero es cierto.
Por ser tan cierto, es triste:
No valías la pena..

Fuiste el amor furtivo que va de lecho en lecho
y el eslabón amable que es más que una cadena
Pero hoy puedo decirte, sin rencor ni despecho:
No valías la pena..

Me alegré con tu risa; me apené con tu llanto,
sin pensar que eras mala ni creer que eras buena
Te canté en mis canciones... y, a pesar de mi canto
no valías la pena..

Me queda el desencanto del que enturbió una fuente,
o acaso el desaliento del que sembró en la arena.
Pero yo no te culpo..
Te digo.. simplemente:
No valías la pena...

José Ángel Buesa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doloroso pero real.El amor tiene a veces un sabor que nos lastima al degustarlo. Tal como dice el poeta.¡No valía la pena!



Heidi
Sgo Del Estero