jueves, 23 de febrero de 2006

Como árboles

Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser míos

después de todo hay hombres que no fui
y sin embargo quise ser
si no por una vida
al menos por un rato
o por un parpadeo

en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza

hay deseos profundos y nonatos
que prolongué como coordenadas
hay fantasías que me prometí
y desgraciadamente no he cumplido
y otras que me cumplí sin prometérmelas

hay rostros de verdad
que alumbraron mis fábulas
rostros que no vi pero siguieron vigilándome desde la letra en que los puse

hay fantasmas de carne
otros de hueso
también los hay de lumbre y corazón
o sea cuerpos en pena
almas en júbilo
que vi o toqué o simplemente puse
a secar a vivir
a gozar a morirse

pero además está lo que advertí de lejos

yo también escuché una paloma
que era de otros diluvios
yo también destrocé un paraíso
que era de otras infancias
yo también gemí un sueño
que era de otros amores

así pues
desde este misterioso confín de la existencia
los otros me ampararon como árboles
con nidos o sin nidos
poco importa
no me dieron envidia sino frutos

esos otros están aquí
sus poemas
son mentiras de a puño
son verdades piadosas

están aquí
rodeándome
juzgándome
con las pobres palabras que les di

hombres que miran tierra y cielo
y a través de la niebla
o sin sus anteojos
también a mi me miran
con la pobre mirada que les di

son otros que están fuera de mi reino
claro
pero además
estoy en ellos

a veces tienen lo que nunca tuve
a veces aman lo que quise amar
a veces odian lo que estoy odiando

de pronto me parecen lejanos
tan remotos
que me dan vértigo y melancolía
y los veo minados por un duelo sin llanto

y otras veces
en cambio
los presiento tan cerca
que miro por sus ojos
y toco por sus manos
y cuando odian me agrego a su rencor
y cuando aman me arrimo a su alegría

quién hubiera dicho
que estos poemas míos
iban a ser
de otros

Mario Benedetti

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me conmueve tanta poesía y tanta verdad.



Heidi
Sgo del Estero.