viernes, 1 de junio de 2007

Te amo, te amaré

Nunca dejare de amarte, destino,
suerte jamás entendí donde se escribían las historias que como esta,
la nuestra, tuvo un destello de gloria en algún momento.
Nunca dejare de amarte, lo he dicho a mi conciencia,
aquella que se resguarda en silencios,
donde el mundo con su cobardía no puede llevarla a rincones de pesar.
Nunca dejare de amarte, porque naciste dentro de mi, sublime,
ansioso de la ternura que llevo alvergada en mis adentros,
queriéndola hacer tuya en una noche de luna, quizás de abril.
No mi amor, nunca dejaré de amarte,
porque las esperas cansan, debilitan la creencia,
arrebatan la misma fe, pero creo que al final del camino,
alguna tarde te encontraré.
Te amare entonces en mis silencios,
esos espacios tan míos y confidentes.
Te amaré entre mis sueños, procurando no despertar,
asumiendo que el cansancio me lleva en sus brazos,
y ahí, en esos espacios tan solo míos poderte besar.
Te amare en el amanecer que me encuentra desnuda de tu amor,
besando el primer rayo de sol que irrumpe en mi lecho,
cuando el trinar de un ave anuncia el nuevo día,
y yo vida mía, trazando un nuevo destino sin ti.
Te amaré en la nueva poesía que irá surgiendo de mi inspiración,
robándole la virginidad a los cuadernos,
mis confidentes de siempre, esos que escuchan mis gemidos y lamentos,
mi desesperación de no saberte, de no sentirte y de no poderte tener.
Te amaré en cada segundo que dentro de mi cuerpo la vida emerja,
estarás en el correr de mi sangre, en cada latir de mi corazón,
te haré aquel dulce sonido de mi eterna canción.
Te amaré en los instantes cuando siga la ruta del sol,
mientras espero que la luna llegue y adorne mi ventana,
cuando las estrellas tililen a lo lejos, mientras el mar acaricia mis huellas,
cuando simplemente se despierte el amor.
Te amaré mañana como te estoy amando hoy,
mirando de frente el desdén de aquellos que nunca supieron querer,
perdonando las letanías que sus bocas profirieron al verse en un espejo frío y cruel.
Te amare mientras enero dormita en el revés de febrero,
cuando marzo acaricia la espalda de abril, en el beso de mayo,
en la caricia de junio, en el fuego de julio, ansiando que agosto llegue desnudo,
que los recuerdos se afiancen en septiembre
mientras el frio de noviembre nos invite a un abrazo
y hacernos el amor como nunca en un diciembre sin adiós.
Te amare vida mía, en el eterno de nuestros días,
cuando otoño vista nuestro jardín y veamos la primavera al fin,
unidos en un abrazo intenso, dejando que el invierno dance afuera de nuestro patio,
mientras el verano despertará al unir nuestras manos
y caminemos a nuestro lecho para hacernos el amor.
Te amaré vida mía, besando tus sienes de plata en cada atardecer,
mirarte a los ojos y escribirte mi verso aquel,
declamarte al oído mi dulce inspiración, llevarte hasta el cielo, ahí donde dormita Dios.
Te amare mientras mi verso se desliza lento de mi alma,
mientras hilvano el abecedario en un juego incierto,
borrando cada lamento que se anida en nuestra distancia,
y si miras hacia el cielo vida mía, una estrella te será lejana,
pero será la que por amor te llama, ahí amor mío, ahí habito yo.
Te amaré ahora y siempre, porque naciste en el soplo dulce de mi razón,
porque llegaste ansiando un beso y en ello conquistaste mi corazón,
por ser como eres, asi te amo hoy.
SharitoMar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Andrea, me place visitar tu página y encontrar en ella uno de mis trabajos literarios.
Te amo, te amaré, una inspiración hecha amor.

Te invito a mi página, será un gusto verte.http://sharitomar.blog.com.es/2007/03/09/te_amo_te_amare~1875790
Saludos

Vilma Márquez (Sharito Mar)