domingo, 10 de junio de 2007

Mi último aliento

Serás esta noche de oro entre mis manos,
desafiaremos al teclado y tu ropa de diamantes,
estará antes que mi pecho suplicando ternura.
Antes deshecho que permitir que mano impura
rozara tus labios, cometeré el agravio de la muerte,
solo por tenerte, y protegerte, mujer lejana que conozco de antaño...
Será tu pecho abundante de manjares
parecido a tu cuerpo antojado de mis besos,
cantare a la belleza de quien modeló tu existencia,
con la exquisita paciencia de saborearte
de a poco y loco de desnudar mi alma ante tus plantas,
tornado en comensal de tus delicias, preso.
Pero, ay...escuché las voces dentro mío diciendo que marchabas,
sólo en tus labios irreconocidos mi alma soñaba,
que volverías, que nada más mentías para enojar mi alma
y pensé en lo inútil de las despedidas, prefiero quedarme
con la instantánea de tus ojos, que decían la verdad,
que en mí te quedabas...que sólo era un enojo
de amor y que jamás te irías, dejando los míos
como espejos eternos y este infierno rojo de no tenerte,
trastocando los siete años de la mala suerte,
en esta noche única e impotente.
Mi despojo aun te extraña y ansío tus pasos
en la madrugada del teclado ignorante de mi llanto
con gestos sospechados de la lluvia impenitente,
entreviendo en la penumbra tu adiós agazapado,
sintiendo en el costado el puñal de tus pasos que se alejan
y una vieja pena de amor me ilusiona el regreso
mirando como te alejas por la vereda oscura,
rodeada de la bruma y apretando entre tus labios
lejanos:.....mi ultimo beso.

El Huron

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡wauggggggggg! Buenísima. Me encantó, me deleité como siempre con tus poesías Hurón, un gusto.


Heidi