domingo, 17 de junio de 2007

Padre

Quisiera que tus manos
me aprisionen
que tus palabras arropen
mi cuerpo y
como dos fantasmas que se buscan,
seas mi guía en el sendero.
Que tu mirada no deje de hablarme,
ni tu sonrisa de arrullarme
Que el calor que me brindas
permanezca y
que tu alma sea mi vertiente
del amor que le prodigas
a la vida.

Heidi Rótulo de Arnedo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente es una preciosa poesía de un contenido enternecedor.¡Te felicito!