viernes, 7 de abril de 2006

Perfume de mujer

Un sueño irreal,
cruzo la mística noche de palabras sueltas
curiosa señal entreví en el llamado a mi adormecida puerta
y adiviné en el instintivo ademán de hacerte pasar
que tu eras aquella.
En vano lucharon el corazón y el deber
(de hecho, nunca supe quién ganó la batalla)
de sólo saber que habías entrado solo por ver
mis febriles manos escribir tu nombre, me hizo otro hombre,
ni mejor ni peor, y descifré los arcanos
lentos de un compartido amanecer.
No nos respondimos nada, no nos exigimos preguntas,
recorrimos ávidos la intimidad velada
y ya nada pudo contra el deseo y el amor,
la irrepetible y trasunta vana gloria
quedó en el olvido y como al descuido,
instalamos en la alta noche un noche para acunar el dolor.
Las marcas indelebles que establecen el cariño
nos hicieron niños y como tal he sido feliz,
el negro deslizado en tu vestido de novia
convocó a la parodia de un sueño baladí:
así te recuerdo, fatalmente loco y enamoradamente cuerdo
entrando por la puerta de pasión que nos desune,
con lágrimas y vestida
con dos gotas de perfume, sólo para mí

El Hurón

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