sábado, 29 de abril de 2006

Amigo

Olvida mi odio, recoge mi siembra.
Aprende lo bueno, no adviertas lo malo.
Respeta mis silencios,
Comprende las desgracias de mi mente.
Quiéreme siempre, feliz y aún triste.
Enséñame lo bueno y dime lo que es malo.
Remarca mis errores con un abrazo tibio;
Festeja mis victorias con un grito modesto.
Ayúdame a encontrar nuestro camino,
Dividiendo tus pasos de los míos.
Seamos una, con distintas caras.
Muéstrame el lado bueno que posee la envidia.
Mírame con sinceridad, sin parpadeos.
Díctame tu doctrina, sin desmerecer la mía.
Recobra de mí, toda tu fortaleza.
Si necesitas mi alma, tómala sin permiso.
Bríndame tus oídos, como así tus palabras.
Y arráncamelos si no los utilizo.
Sincérate y dime lo que te moleste.
No juzgues, solo comprende.
Si me equivoco, equivócate conmigo.
Si te deprimes, apóyate en mis sentidos.
Porque amigo, eres un reflejo innato
De mi alma...

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