Repetiremos impávidos, desconsolados, los pasos dados
al lecho impenitente. Seremos de repente
tal vez como extraños, incipientes los años
reconocen tus muslos, mis caderas, la quimera
de sábanas perfumadas y aladas voces recorre el cuarto. El harto
techo nos mira disciplinado, con su yeso
de mil preguntas y entonces nos resta dormirnos,
en el frágil embeleso de otra noche que fatídicamente ha de amanecer.
Nos supimos querer, en noches parecidas. Ahora la vida
se apiada de nosotros y ha desbocado el potro
que otrora cabalgaba a madrugadas desconocidas.
Tal vez nos amemos en silencio, con distintos nombres,
que no nos responden, avergonzados de ser.
Tú: otra mujer y yo...ningún hombre...
El huron
viernes, 28 de abril de 2006
Esta noche
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario