Elegía a mí mismo

Yo,
que siempre sueño con cosas inalcanzables,
que a veces no tengo ganas de afeitarme,
que siempre llego tarde a todas partes,
que maldigo cien veces por día mi memoria,
que leo con las mismas ansias con que respiro,
que cuento por centenares mis amigos
( y después resultan menos los muy malditos)
que me encanta el whisky aunque no me guste
que quisiera conocer de cerca el americano “confort”
yo,
que tuve una sola novia y la condené a vivir
conmigo para siempre, en la alegría y el dolor,
que despierto a la vida cuando el sol se apaga,
que camino dando la sensación de haber perdido algo,
que vivo arrepintiéndome de lo hecho y vuelvo a hacerlo,
que no quiero cambiar para nada,
que no he aprendido a comprar solo todavía,
que acostado, no sé si es de noche o de día,
que vivo echado de las cocinas,
que me gustaría mandar a alguien para que no me obedezca,
que el estudio no se hizo para mí, aunque parezca,
que vivo interesado en los problemas de todo el mundo
y los tengo sin solucionar los propios todavía,
yo,
que siento necesidad de fumar cada vez que apago un pucho,
que me desesperan las comidas hirvientes,
que doy por extinguida mi filosofía de vida,
que no arriesgo declararme en quiebra evitando balances.,
que empiezo una cosa antes de terminar la otra y después, ninguna,
que me da por soñar siempre lo que no está a mi alcance,
que lo único bueno mis hijas porque no las parí yo,
que no sé manejar dinero y no lo tengo,
yo,
que me río de todo porque soy feliz:
me río también de mí.

El Hurón.