jueves, 20 de octubre de 2005

Casi Paris

El pérfido caracol de la escalera me robaba
los sueños en la espera. Soñaba los sueños del dueño
mientras acechaban las dudas
y la angustia. Una mustia flor en un cuadro me llenó de dudas.
Y luego tu voz. Al alcance de mis manos,
atravesando la puerta y penetrando en mis sentidos,
paralizando mis pies que dejaste a oscuras...
Luego no recuerdo nada. La negra espada
del tiempo que todo lo desangra y todo lo apura..
Si volviera a nacer derribaría esa puerta aunque derribe
otras mentiras, con la estólida precaución
de retomar otra vida si fuera preciso,
sólo por el hechizo de volver a pronunciar tu nombre,
pero no en otra esquina. Esta vez en el bien de tus ojos,
que adivino perplejos, o en tu boca, que no sé si me perdona
(y no lo sabré por estar lejos)
haberle causado un rictus de amargura...

El huron

1 comentario:

Anónimo dijo...

El hurón: Tienes la musicalidad del erotismo y el misterio;
de la pasíon y lo deseado ¡Bravoo!



Heidi
Sgo del Estero