viernes, 17 de noviembre de 2006

Aunque no tenga

El malicioso humo interpreta de manera acertada
la malhadada sombra de mi propia tristeza
que te llama ausente desde mi torpe ilusión, enamorada
reciente de este presente que no regresa y este
mar de lágrimas que nos separa, callado y custodiado fuertemente.
La malévola intención de no poder dar mis versos al aire
me circunda y me inunda de fantasmales lapiceras encantadas
y aparentemente tranquilas, pero es mi alma
la que contradice al desaire
de la inocente esperanza que me anima la prosa escondida
y me vuelve impenitente y tenaz, tal vez capaz
de quererte ausente e indefinidamente en esta o en otras vidas.
He decidido enamorarme igual, aunque no te tenga,
te nombro ahora mi dueña y viviré para ser feliz
con tus gestos no dirigidos ni vistos por mí,
en el entrevisto atardecer seré feliz
con la esperanza absoluta de la terca porfía
de algún día tenerte junto a mí, fabulosa e intensa,
en una noche inesperada:
aunque no me lo merezca.

El Hurón

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Bello! qué metáforas increibles, llenas de amor, melancolía, deseo y tenacidad. Me encantó, me sentí protagonista.



Heidi