jueves, 26 de enero de 2006

El dia de mis cinco sentidos

El día que mis cinco sentidos, los cinco,
disfruten plenamente al estar con una mujer,
habré encontrado la mujer de mis días.
Pero, mientras mis ojos no brillen
hasta dolerme cuando la miro;
las aletas de mi nariz
no se agranden de excitación de olerla;
mis manos no tiemblen cuando rocen sus pechos,
acaricien sus manos, toquen su rostro;
mis oídos no escuchen la mejor de las melodías
cuando ella me hable;
su sabor no me erice las venas,
será señal de que no la he encontrado;
de que no es ella.
Tendré que abandonarla.
No tiene sentido.

Cuántas veces la sueño…! Está dormida.
La puerta del cuarto cerrada.
No ha oído nada.
No ha visto nada.
Me acerco a su lado y la miro.
En su sueño hace un mohín despectivo.
Después de la noche que llevo,
ella no ha debido notar mi presencia.
Me acerco aún más sin dejar de mirarla
y huelo su pelo largo, rizado y lacio.
Aún más…
y acaricio suavemente con mis dedos su hombro;
muy suavemente, solo rozándola
con la zona más saliente de mis yemas,
para no despertarla.
Me acerco a su lado
apoyando mi cabeza sobre su corazón,
como tantas noches.
Mi duende cosquillea debajo de mi pecho,
y ella… quizá… jamás lo sepa…

Beto.
Domingo de marzo 05

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