En Santiago de Compostela
o en San Clemente,
sobre la arena de la playa
- atlántica siempre-
ellas están.
Caminamos para encontrarlas, porque encierran la vida.
Nos remontan
a historias increíbles,
de santos y caballeros,
de amantes,
de meiras,
de gauchos y cangrejales.
las de mis pensamientos,
las de mis ángeles,
las de mis angustias.
Eternas,
consagradas,
amuletos,
sombras y algo más...
Marta Montaldo
lunes, 15 de enero de 2007
Vieyras
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