domingo, 2 de marzo de 2008

El placer de servir

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que apartó la piedra del camino,
el odio entre los corazones
y las dificultades del problema.

Hay alegría de ser sano y de ser justo;
pero hay, sobre todo, la hermosa alegría de servir.

¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar,
una empresa que emprender!.

Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que son buenos servicios:
adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar a una niña.

Aquél es el que critica; éste es el que destruye.
Tú se el que sirve.

EI servir no es tarea sólo de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamársele así: EL QUE SIRVE.

Y tiene unos ojos fijos en nuestras manos
y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quien?
¡Al árbol, a tu amigo, a tu madre?

Gabriela Mistral

¡Cuántos han encontrado sentido a su vida y nuevo entusiasmo, cuando dejaron de sentirse el centro del mundo y comenzaron a preocuparse por los demás!

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