Tu voz enredada en el cuerpo,
clavada en tus labios
ensangrentados, dolientes.
Tu mansa anatomía dibujada
con lanzas de hiel, tu alimento.
Treinta y tres calendarios,
testigos de tu desnudez,
expiraron cuando posó la muerte,
liberando tu alma.
Heidi Rótulo de Arnedo
domingo, 12 de abril de 2009
Resurrección
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