jueves, 1 de diciembre de 2005

El Adios

Recordado a través de los años
es posible creer que de todos sería
el único, el Innombrable
ya vuelto de mis infiernos particulares
para redimirme súbito en la calma
de tus ojos castaños.
Sin embargo, no consigo
el ansiado sueño de tenerte en mis brazos
una noche infinita, tal vez ya soñada en tu regazo
con el paso cansado de regresar tristezas
que estrené en tu honor sin que lo sepas.
Volveré en el brillo de tu mirada
a que me quieras sumergir en tu lago profundo
donde remaré una lagrima sola,
antes llorada y extrañada del mundo.
Y entonces naceré otra vez
para ser el único, yo, deseable,
pero esta vez nombrable, en el bendito
infierno en que me dejó tu voz,
en el preciso instante en que el portazo
de tu alma:
me dijo adiós.

El Hurón

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